La UCA marca una baja de la pobreza al 36,3%, pero alerta por un freno social
El Observatorio de la Deuda Social Argentina registró mejoras en pobreza e indigencia, aunque advirtió que la estabilización macroeconómica aún no logra revertir las desigualdades estructurales.
La pobreza descendió al 36,3% y la indigencia al 6,8% durante el tercer trimestre del año, según el último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina. Se trata de una mejora respecto del mismo período de 2024, cuando ambos indicadores habían alcanzado máximos desde 2005, con picos del 45,6% y 11,2% en medio de un fuerte deterioro económico.
Pese a la baja, el ODSA advierte que la recuperación sigue siendo frágil. El estudio, elaborado a partir de los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), señala que la economía exhibe señales de estabilización, pero sin un impacto directo en el bienestar cotidiano. "La sociedad respira algo mejor, pero continúa atrapada en precariedades estructurales", resume el documento, que describe el escenario actual como una etapa de "ajuste más normalización" sin un horizonte claro de desarrollo inclusivo.
El organismo también subraya que parte de la reducción de la pobreza se vincula con cambios metodológicos en la EPH. Sin esa actualización, la mejora sería considerablemente menor. Además, el informe recuerda que las canastas oficiales siguen calculadas con patrones de consumo de 2003-2004, todavía sin incorporar la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares 2017-2018. Con ponderaciones actualizadas, la pobreza habría escalado menos tras la devaluación de diciembre de 2023, pero también habría retrocedido más lentamente en los meses posteriores.
El reporte contextualiza este comportamiento dentro de un largo período de estancamiento económico. Tras la salida del modelo de posconvertibilidad, se consolidó una estructura productiva apoyada en sectores de alta productividad y baja demanda laboral. Ese esquema, advierte el estudio, puede ordenar variables macroeconómicas, pero no garantiza inclusión social y, sin políticas complementarias, tiende a profundizar la brecha entre integrados, vulnerables y excluidos.
En sus conclusiones, el ODSA sostiene que la estabilización es una condición necesaria, pero no suficiente. El desafío, plantea, es construir un puente efectivo entre el orden macroeconómico y la inclusión social, una tarea que, según el informe, continúa siendo una cuenta pendiente para la Argentina.
