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Viernes 5 de Diciembre, 2025
 
 
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Sáenz Peña

Una pareja ambulante ayudó a una de las familias desalojadas: buscan trabajo

Hace días atrás, dos familias fueron desalojadas en Sáenz Peña y una pareja que se dedica a realizar changas ayudó a una de ellas y uno de ellos busca trabajo formal. 

Juan y Ramona, vendedores ambulantes con su familia. Ayudaron a una de las familias alojadas y busca un trabajo formal: "Algo me tocó en el corazón cuando vi a esa familia", dijo.

En la tradicional esquina de las calles 14 y 15 de Sáenz Peña, Juan y Ramona son una pareja conocida por su trabajo como vendedores ambulantes. Pero en los últimos días, el nombre de ambos trascendieron por un gesto que emocionó a vecinos y transeúntes: acompañaron y asistieron a una familia de nueve integrantes que fue desalojada recientemente en la ciudad.  

Juan, activo miembro de la Iglesia de Dios ubicada en calles 48 y 1, relató que al ver el video del desalojo sintió el impulso inmediato de ayudar. "Algo me tocó el corazón cuando vi el video de esta gente. Entonces llevé pizzas, plata, gaseosa, pan… lo que pude, para que coman y compartan en familia", contó.

El vendedor vive en el barrio Barce, en la zona de calles 54, 25 y 7. Está casado y es padre de cuatro hijos. "Somos seis en total. Gracias a Dios estamos bien", expresó. Sostiene su hogar con changas y trabajos diarios: "A veces salgo a cortar pasto todo el día; llego tarde, pero gracias a Dios trabajo".

Su gesto no sorprendió a quienes lo conocen. Tanto Juan como su familia transitan desde hace tiempo una búsqueda constante de estabilidad laboral, mientras crían a sus hijos y participan activamente de la comunidad religiosa. Sin embargo, las oportunidades aún no siempre golpean a su puerta.

"Fue muy triste verlos así", contó Ramona, su mujer, quien acompañó a Juan para asistir a dicha familia y ayudó a preparar pizzas para la misma. 

"Está dura la calle, no se vende nada", había dicho días atrás. Incluso pidió oraciones por trabajo durante una reunión dominical. Como muchos jóvenes excluidos del sistema, no tuvo acceso pleno a la alfabetización, una limitación que reduce aún más sus posibilidades de acceder a un empleo formal. Pero su voluntad de trabajar —y de ayudar— permanece intacta.

Para quienes presenciaron su gesto, preparar comida para una familia en crisis fue mucho más que una asistencia puntual: fue una verdadera lección humana, una muestra de solidaridad genuina en tiempos difíciles.

Quienes deseen colaborar o brindarle trabajo pueden encontrar a Juan en su habitual esquina de 14 y 15, o contactarlo para changas y tareas formales al 364 440-7899.

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