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Viernes 5 de Diciembre, 2025
 
 
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Por Santiago Pérez Pons

Después de tres años, lo que falta no es diagnóstico: es dirección

La Legislatura chaqueña debatirá esta mañana el Presupuesto 2026, y lo que está en juego va mucho más allá de una planilla de gastos e ingresos. Lo que se discute es el rumbo de la provincia: si seguimos administrando la escasez o empezamos, de una vez, a planificar el futuro.

Después de tres años de gestión, ya no falta diagnóstico: sobran datos que describen la realidad, lo que falta es dirección y una visión que devuelva horizonte a una provincia que vive con el reloj del corto plazo, donde la gente no llega a fin de mes, pero sabe hasta qué semana llega. Cuando un gobierno naturaliza esa situación, lo que pierde no es equilibrio fiscal: pierde sensibilidad.

El Presupuesto 2026 promete estabilidad, pero ofrece un presente sin proyección. Los salarios siguen por detrás de la inflación, la inversión pública cae y la política social retrocede. No hay planificación en infraestructura, ni estrategia clara en salud o educación. Es un presupuesto que busca sobrevivir el año, con números dibujados y sobre una base de arena, no construir los próximos diez.

Un Estado que se conforma con sostener la rutina del día a día, renuncia a su función más importante: orientar el desarrollo, porque gobernar no es administrar la escasez, es decidir prioridades. Y un presupuesto sin prioridades, es solo una planilla vacía.

El desafío es recuperar la idea de futuro. Dejar atrás el modo supervivencia y volver a pensar el Chaco que queremos para la próxima generación, porque equilibrar las cuentas no alcanza si la vida de la gente sigue en déficit.

El futuro no se ajusta, se construye. Y esa, más que una frase, debería ser la dirección.

Por Santiago Pérez Pons

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