Pedro Teruel cumple 50 años en la profesión: "El periodismo es mi vida"
Tres diarios, una familia que lo sostuvo y un sinfín de experiencias y anécdotas que forjaron un camino dedicado a la búsqueda de la noticia y la verdad.

Con solo 17 años, Pedro Teruel terminaba la secundaria y casi como sin querer daba los primeros pasos en una carrera que luego se volvería la pasión de su vida. Nacido en Presidencia Roque Sáenz Peña, radicado hace décadas en Resistencia, es hoy un reconocido empresario de medios. Con altos y bajos, se consolidó en el sector con dos propuestas innovadoras en su tiempo: Diario TAG y Diario Chaco. Pero no todo fue lineal ni fácil, además de cierres y errores, el estrés impactó en su salud y lo hizo replantear varias veces cómo seguir. "El periodismo es mi vida" es la frase con la que resume una historia de vida que enseña y motiva.
PRIMEROS PASOS
El recuerdo es claro y preciso sobre ese primer día de trabajo: "Estábamos en Presidencia Roque Sáenz Peña, yo terminaba el secundario y en una charla con Carlos ‘Cacho" Silva me ofreció trabajar con ellos. Primero eran colaboraciones, pero bueno, ahí comenzó todo". Haciendo un repaso de todo lo vivido, remarca que para aquel joven Pedro sería impensado todo lo que vino después: "Jamás me imaginé que ahí comenzaba, digamos, lo que me iba a marcar el resto de mi vida".
Su trayectoria laboral continuó en el diario Crisol, junto a Manolo Bordón, a quien recuerda como un importante maestro. "Él me enseñó a trabajar, digamos: qué es lo que había que mirar, dónde había que estar, a quién había que llamar, qué teléfono había que tener, el manejo de la agenda. Siempre lo recordé a Manolo. Con él comencé a trabajar en serio", relató.
Los primeros textos giraban en torno a temas sociales, deporte y algunos policiales. Luego del retorno de la democracia, fue que comenzó a incursionar en el análisis político, con un involucramiento y compromiso firme.

La profesión lo llevó a presenciar momentos históricos, como la Convención Constituyente que modificó la Carta Magna del Chaco en el año 94: "Para mí fue un antes y un después". Para ese momento trabajaba en prensa del Poder Legislativo y había ingresado al matutino "El Diario". A esto le sumaba trabajos paralelos en radio.
"Había que escribir rápido, terminada cada sesión a altas horas de la noche, llegar al diario y llenar la página cinco o la tres, según la importancia. Era un trabajo de urgencia, sin mucho margen para reflexionar sobre la trascendencia. Sabíamos que era importante una Convención reformadora, pero no teníamos tiempo de dimensionar lo que significaba modificar una Constitución. Ahora, a más de 30 años de aquello, podemos tener otra perspectiva", comentó, detallando cómo era el trabajo periodístico en esos tiempos.
De la misma forma, destacó otros momentos donde su curiosidad y visión lo llevaron a la publicación de notas que serían recordadas por muchos años. "Fue el día que pasé a la madrugada por la Administración de la Legislatura y vi movimiento, averigüé y estaban firmando resoluciones de nombramientos y recategorizaciones y el que lo hacía era el presidente que había dejado su cargo unas horas antes. Estaba en "El Diario" y le pusimos un título que por muchos años me persiguió, pues lo describimos como el "Operativo Madrugada". Fue un boom periodístico, el resto de los medios lo tomaron como título y generó un escándalo. Después entendí que era una práctica habitual en el esquema político para cumplir con todos los compromisos, pero en ese momento fue un hallazgo enorme", destacó.
Después de ser empleado durante muchos años, surgió la pregunta de hacia dónde seguir. En esta disyuntiva, Pedro intentó ser representante del Sindicato de Prensa, postulándose como Secretario General. "Perdí con Orlando Núñez, quien me ganó la elección. Ahí dije: está bien, no es por acá mi camino. Entendí el mensaje perfectamente. A partir de ahí me puse a trabajar para armar mi propio diario. Así fue que armé Primera Línea", recordó Pedro.
LAS CAÍDAS Y EL IMPULSO PARA LLEGAR MÁS ALTO
Contando con ganas para hacer las cosas y la suerte de su lado, Pedro se convirtió en dueño de un medio. La tarea no fue fácil, implicando un gran sacrificio personal. La historia de Primera Línea no tuvo el mejor final en lo inmediato, pero sembró las bases de lo que serían hoy dos de los medios más consolidados en el ámbito local: Diario Chaco y Diario TAG.
Sobre su primer proyecto, recuerda momentos duros, pero también grandes enseñanzas. "En los años de Primera Línea estaba en medio de un caos: deudas, problemas impositivos, salarios en cuotas. Un día me quedé sin voz, fui al médico y me detectaron un tumor benigno en la laringe. Mientras esperaba el resultado, reflexioné mucho. Lo que pasó en esa semana me cambió la mirada sobre todo. Tuve que someterme a una cirugía y ahí decidí cerrar Primera Línea. El estrés me estaba consumiendo. Afortunadamente, el tumor era benigno. Pero en ese diario llegaba a veces a las 7 AM y volvía a mi casa recién a las 2 AM del día siguiente con la impresión hecha. Pero ya no era tiempo de diarios de papel".
El golpe fue duro, pero hubo revancha. "Puse mi primer diario, Primera Línea, y prácticamente quebré como persona. Me quedé con un negocio que era de mi esposa y me fui a trabajar ahí. Con la experiencia de mi fracaso me propuse lanzarme a lo digital. Me puse a armar Diario Chaco, y con Diario Chaco nos fue bien. Lo mismo después con Diario TAG. Pero todo eso fue prueba y error, prueba y error, y, como digo siempre, una dosis de suerte", rememora.
Sin dudas, Diario Chaco, fundado hace 17 años, marcó un punto de inflexión, siendo un medio innovador, logró instalarse en la gente con su propia agenda. "Me otorgó un sentimiento de libertad irresoluto. Cuando ya no dependía de determinadas voces o de determinados apoyos. Veía que donde yo iba, la gente tenía en la pantalla de su computadora nuestro diario", resaltó.

De esta forma, la legitimación y reconocimiento a años de trabajo y esfuerzo llegaron a la familia Teruel: "Todos aspiramos a tener nuestro propio proyecto, tu empresa, ser nuestros jefes, dar puestos de trabajo".
Para una persona tan dedicada a su trabajo, el ritmo de un medio en crecimiento trajo también algunos avatares y, nuevamente, efectos en su salud. "Quería un medio digital distinto, limpio, con grandes titulares y sin miedo al desplazamiento de la pantalla, con una portada que permita buscar. Hasta los avisos eran grandes. Así lo armamos y nos comenzó a ir bien. Fuimos los primeros en habilitar comentarios en las notas. Llegamos a tener miles por día. Pero eso exigía tanto control y trabajo, teníamos que leer, darle una tilde y aprobarlo, o no. Una locura de tiempo y esfuerzo. Ese exceso hizo que me enfermara otra vez y me agarré un infarto. En 2009", dijo Pedro al respecto.
Desde ese momento, comenzó a equilibrar el esfuerzo con el tiempo en familia y viajar con su esposa. "Desde entonces empecé a delegar más, especialmente en Cristian Muriel, mi subdirector, ocupándome de lo financiero fundamentalmente. Luego llegó el COVID y estuve en coma veinte días. Pero eso no tenía que ver con el trabajo, sino con la pandemia que nos alcanzó a todos. Pero ni eso me cambió la pasión", señaló con firmeza.
Al día de hoy, promueve el compromiso de y para sus trabajadores. "Nosotros seguimos consecuentes a muchos objetivos que nos trazamos. Por ejemplo, desde que arrancamos con Diario Chaco hace 17 años, me hice el compromiso de pagar el salario el último día hábil de cada mes. Me prometí que en esta empresa el dinero del salario iba a ser sagrado, y así estamos cumpliendo".
LAS CLAVES DEL TRABAJO PERIODÍSTICO
Con sus cinco décadas de experiencia, Pedro hace un balance de los sinsabores que pasó en la profesión y los valores que sostiene hasta el día de hoy. El olvido de la clase dirigencial hacia las pymes periodísticas es uno de los tragos amargos que menciona. "No todos reconocen que llegan gracias al soporte de los medios, pero una vez que cumplen su objetivo, se olvidan", señaló.
Al ser consultado por uno de los momentos más difíciles en lo económico relacionados con lo político, habló sobre el 2013. "Cuando Capitanich se fue como jefe de Gabinete y quedó Bacileff Ivanoff al frente de la Gobernación. Entonces él decidió frenar todas las pautas oficiales para revisar lo que le parecía bien o mal. Fue durísimo. Vendí un auto para mantener los sueldos al día, porque había consumido buena parte de nuestro capital en mi casa y en el diario, por eso teníamos una dependencia de lo oficial aún. Ahí me prometí no depender nunca más del Estado", recordó Pedro como otra enseñanza que tuvo ante la adversidad.
Al hablar de la particularidad del periodismo, mencionó también las rispideces que puede traer con la gente, terminando, por ejemplo, en la pérdida de contacto con personas queridas y amigos. "Es muy difícil, muy difícil tener amigos. Los amigos tienen tendencia a confundir que porque sos amigo, estás condenado de por vida a ocultar algo que los involucre y no es así. Siempre pongo el ejemplo de un abogado, de un médico, de cualquier profesión. A nadie se le ocurre que vayas a decirle a un ingeniero: ¿por qué pusiste el arcón ese en el ingreso a tu casa? El ingeniero se supone que sabe. Con un abogado se puede estar de acuerdo o no con la estrategia que utilizó para ejercer una defensa o en el marco de una querella, pero a nadie se le ocurre corregirlo. En el periodismo es todo lo contrario. Cualquiera se cree con derecho a decir que tu trabajo está mal hecho. Yo lo primero que contesté siempre fue con una pregunta: ¿lo publicado, lo que escribimos, es mentira o es verdad? Si es verdad, no hay nada más que discutir", planteó.

En este sentido, a lo largo de toda la entrevista, Pedro remarcó los valores que considera innegociables para ser periodista: la responsabilidad es uno de ellos. "Lo que importa en el periodismo son los hechos, siempre", expresó.
También reconoció errores que debió enfrentar en su carrera. "Recuerdo una nota sobre el funcionamiento de la quiniela chaqueña que me generó grandes sinsabores. Fue uno de los pocos grandes errores de mi carrera: escribí "todos saben que hay connivencia entre banqueros y la policía", cuando debía decir "la sociedad sospecha". Fue una afirmación sin respaldo. Tuve que pedir perdón públicamente. Fue un punto de inflexión", dijo y remarcó: "Si querés opinar, pedí autorización y firmá una columna. Lo que no se puede es disfrazar opinión de información. Eso lo aprendí con los años".
Desde esa posición, forjo una forma de trabajo en sus proyectos basada en el chequeo de la información y la seriedad: "Se puede publicar todo, pero depende de cómo se publique. La única manera de que vos puedas publicar es teniendo chequeada tu información. No tirar cosas, como nos han acostumbrado en las últimas dos décadas, que muchos tiran cualquier cosa y así pusieron de moda las "fake news". Al igual que el periodismo militante. Aborrezco el periodismo militante. Lo aborrezco, lo dije siempre, es solo propaganda. Periodismo es otra cosa; es contar lo que alguien quiere tratar de poner tras un velo. Vos tenés que descorrer el velo. Como también ya se dijo, que el periodismo es ‘poner guijarros en los zapatos’".
A esto, agregó: "Hacer periodismo responsable es tratar de publicar lo más cercano posible a la verdad, pues siempre hay subjetividades cuando uno escribe, para elegir el modo o la forma que se presenta la información".
LA FAMILIA SIEMPRE
Sin dudarlo, Pedro menciona a su familia como pieza fundamental para cumplir estos 50 años con el periodismo. En primer lugar, agradeció a su esposa, Alicia, quien lo acompaña hace 35 años. "Ella me permitió hacer la búsqueda de lo que quería y se dedicó a la familia", indicó, para luego hacer una mención especial de sus hijos: "Nuestros hijos trabajaron en nuestras empresas desde que tenían 15 años. Ayrton, que hoy dirige nuestros diarios, empezó así. Lisandro, que también es licenciado en periodismo, actualmente vive en Río de Janeiro, pero trabajó desde chico y siguió escribiendo desde allá durante cinco años. Bárbara, que hoy vive en Australia, estuvo en la parte administrativa y gerenció las empresas dos años y medio. Esto fue un esfuerzo en conjunto. La familia fue primordial, el pilar fundamental de todo lo que construimos".
Al hablar de sus seres queridos, dedicó un momento especial a su madre. "Con mamá hoy valorizamos otras cosas: seguir viéndonos, compartir un Día de la Madre, o un fin de año, llevarle los yogures y chocolates que le gustan. En su momento sí estuvo muy orgullosa, cuando inauguramos Diario Chaco, vino e hicimos las celebraciones. Hoy eso cambió; pero el cariño sigue intacto", relató.
También recordó a su padre, quien partió hace tiempo atrás: "Era un hombre austero, sereno, de pocas palabras, pero de mucho sentido común. Venía del campo. Vino a Sáenz Peña de la zona rural de Presidencia de la Plaza con mi madre cuando se casaron (él con 21, ella con 15). Me apoyó en mis peores etapas, incluso cuando fui vago o "cabezudo", como decíamos en la adolescencia. Eso nunca lo olvidé. Con el tiempo, al ver a mis propios hijos crecer, entendí mejor muchas de sus actitudes. Ese respaldo silencioso fue una de las lecciones más grandes que me dejó".

LO QUE EL TIEMPO LE DEJÓ
En 50 años las herramientas y hábitos en la profesión cambiaron rotundamente. "El periodismo ganó mucho con la digitalización. Hoy se tiene todo servido, se entra en Google y la información está en un instante. Nosotros, para buscar una noticia, teníamos que subir al segundo piso a revisar archivos de papel donde cohabitaban las ratas. Eso cambió, y para bien. Pero creo que se perdió el contacto humano. No es lo mismo manejarse por WhatsApp que sentarse frente a frente, mirarse a los ojos, repreguntar, percibir si alguien te está "cameleando" para cambiar el sentido de tu pregunta o repreguntar, como decimos en jerga. Esa interacción es irremplazable. Hoy mucha gente habla sandeces en redes, sin chequeo, porque leyó algo en Facebook o TikTok. Eso no es periodismo. Por eso digo que el último resguardo, el último elemento que tiene la sociedad para saber realmente qué pasa, son los medios de comunicación", reflexionó en este punto.
Volviendo a mirar su camino personal, Pedro no mostró arrepentimientos por todo lo transcurrido. Incluso, remarcó que nunca pensó en dejar la profesión: "Jamás. Tuve impases, sí, porque el sueldo del periodista nunca pagó bien, nunca alcanzó. Siempre tuvimos que hacer dos o tres cosas para vivir".
Retomando las caídas y las derrotas, las valoró como enseñanzas que mantiene hasta hoy. "Las frustraciones fueron lecciones. Totalmente. Jamás imaginé tener la vida que tengo. Hijo de padres de campo, con educación básica, nunca soñé con viajar por el mundo ni con lo que logramos. Si no hubiera fracasado en Primera Línea, que hasta me costó parte de mi salud, no habría aprendido a ser empresario", dijo con firmeza.
Sobre el futuro, muestra tranquilidad de que su legado continuará. "Ya no me preocupa el manejo diario. Mi hijo menor, Ayrton, que estudió periodismo, dirige los diarios. Le prometí que el día que se recibiera, le dejaría la dirección, y cuando se recibió de licenciado, cumplí. Yo manejo lo financiero, pero porque es lo que más experiencia me dio la vida. No se aprende por ósmosis: hay que vivir cada crisis. No puedo pretender que él tenga la misma sapiencia de lo que yo incorporé por cuero propio. Cuando él esté listo, me retiraré tranquilo", anticipó.
Para cerrar, con un sentido orgullo, valoró cada paso dado a lo largo de estas cinco décadas. "Fundé tres diarios, todos con identidad propia. Mis hijos son todos profesionales, tenemos una empresa sana, pagamos en término sueldos y tributos, somos responsables. Vivimos bien. En esos detalles puedo plantearme lo que somos, considerarse o no mejor persona. Esto es lo que dejo. También me gusta concurrir en auxilio, trato de ayudar cuando puedo, sin hacerlo público. Es mi forma de agradecerle, en silencio, a la vida", sostuvo al ir concluyendo la entrevista.
Como consejo final, se dirigió a todos aquellos estudiantes y trabajadores que eligen el periodismo como una forma de vida. "Que trabajen con responsabilidad. Nada más. Y que crean en algo superior, en esa dosis de suerte que solo llega si uno es responsable y ama lo que hace. Hoy todo se hace en equipo que te permite escuchar otras voces. Nadie es dueño de la verdad".
