A 36 años de la caída del Muro de Berlín, el hecho que marcó un nuevo orden mundial

Durante casi 30 años, una pared de 43 kilómetros dividía la capital de Alemania y, simbólicamente, dos modelos políticos, económicos y sociales contrapuestos que estaban en tensión a nivel mundial. Un día como hoy, hace 36 años, este muro caía marcando el inicio de un nuevo orden, cuyas características se mantienen hasta la actualidad.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, el territorio alemán fue repartido entre las potencias que resultaron ganadoras del conflicto: Reino Unido, Francia y Estados Unidos por un lado, y la Unión Soviética por otro. La capital quedó en la zona donde se comenzaba a instaurar un estado socialista, por lo que también se separó en dos.
En este marco, dio inicio el período de tensión que se denominó como Guerra Fría, donde la puja fue constante entre los bloques Occidental, que promovía el orden capitalista, y Oriental, que defendía el orden comunista. Liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética respectivamente, se confrontaron a través de acciones políticas, económicas, sociales, ideológicas, militares y propagandísticas durante esa etapa.
En este marco, Berlín, dividida en zona este y oeste, era una vidriera de este confrontamiento. El muro construido marcaba el límite entre la República Federal de Alemania (RFA), Berlín Oeste, y la capital de la República Democrática Alemana (RDA), Berlín Este.

El sector apoyado por el orden occidental mostró una economía más pujante, con mayor desarrollo y demanda de mano de obra. En contraste, la economía soviética padecía grandes dificultades. Antes de 1961, cerca de tres millones de personas cruzaron de una zona a la otra, buscando oportunidades laborales y económicas.
Esta situación determinó la decisión de poner un límite material entre ambas partes. El 12 de agosto de 1961 se concretó la obra. Tenía una extensión de 45 kilómetros y estaba protegido con alambres de púa, perros de ataque y 55.000 minas.
Su construcción y vigilancia fue promovida principalmente desde la RDA, que lo consideraba una "protección antifascista". Esta gestión, a su vez, levantó una pared alrededor de toda la parte oeste, a lo largo de 115 kilómetros.
A pesar de ello, a lo largo de los años, miles de personas intentaron cruzar. Se estima que entre 1961 y 1989, más de 5000 personas lograron un escape exitoso y al menos 140 perdieron la vida en el intento.
En esos años, el descontento social fue cada vez mayor, ya que en el bloque soviético los problemas económicos eran cada vez más profundos y las reformas políticas propuestas no generaban adhesión en la población.

Un hecho crucial fue la apertura de la frontera entre Austria y Hungría a mediados de 1989, que dio lugar a un cruce masivo de ciudadanos del estado comunista hacia el occidente y debilitó notablemente a la Alemania Oriental. Las protestas y movilizaciones contra el muro fueron en aumento.
Es así que se llega a la noche del 9 de noviembre. En ese momento, el funcionario del Berlín Oriental Günter Schabowski anunció que habría reformas de viajes en respuesta a las protestas, lo que fue interpretado como una apertura de fronteras.
De forma casi inmediata, miles de personas se concentraron en el muro, exigiendo poder cruzar. Los guardias, sobrepasados por la multitud, abrieron las puertas. Del lado Occidental, una gran cantidad de personas recibían con alegría su llegada. Las celebraciones escalaron y en ese momento fue que berlineses comenzaron a destruir el muro con mazos y cinceles. Estos actos dieron inicio al fin de la RDA, que colapsó en menos de un mes. Para 1990 Alemania se reunificó.
La caída del Muro de Berlín marcó así la historia mundial, determinando la supremacía del orden capitalista sobre el comunista luego de décadas de enfrentamiento.
