Las defensas apuntaron a la inocencia y roles secundarios de sus defendidos
En la cuarta jornada del juicio por jurados, los abogados defensores de los seis imputados comenzaron a exponer sus alegatos. Coincidieron en desligar a sus representados de la desaparición y muerte de Cecilia Strzyzowski.

En la mañana de este viernes, 31 de octubre, continuó el juicio por jurados por el femicidio de Cecilia Strzyzowski. Tras los alegatos de apertura del Equipo Fiscal y de las querellas, fue el turno de los abogados defensores de los imputados.
Los primeros en tomar la palabra fueron Ricardo Osuna, en representación de Emerenciano Sena; Celeste Ojeda, por Marcela Acuña; y Gabriela Tomljenovic, defensora de César Sena. Luego continuaron las defensas de Fabiana González y Gustavo Obregón, representados por Elena Puente; de Gustavo Melgarejo, a cargo de Mónica Sánchez; y finalmente, de Griselda Reinoso, nuevamente a cargo de Ojeda.
LO QUE DIJERON LOS ABOGADOS:
Elena Puente – defensora de Obregón y González: "Fabiana nunca limpió la casa, siempre fue la máxima colaboradora de Marcela. Entregaba las cosas que le ordenaban entregar. Los únicos que tenían la llave de la casa eran Gustavo y Fabiana", explicó Puente, quien además remarcó que sus defendidos eran "colaboradores de confianza" de la familia Sena y que "hicieron lo que siempre hacían".

Mónica Sánchez – abogada de Gustavo Melgarejo:
Sánchez sostuvo que su defendido "es inocente y más testigo que imputado". Aseguró que el 2 de junio Melgarejo y su pareja, Griselda Reinoso, "cenaron en la casa de un vecino desde las 17 hasta la medianoche" y que "cuando regresaron al campo de los Sena no vieron ninguna quemazón". "Al otro día sí observaron una, pero no tienen relación con ella", afirmó.

Celeste Ojeda – defensora de Griselda Reinoso
Ojeda planteó que "la acusación carece de sustento" y que "no hay manera de comprobar que el fuego del que los acusan existiera". Sostuvo que su defendida "no era casera del campo, sino ama de casa y pareja de Melgarejo" y que "no tenía vínculo con Marcela Acuña".

En todos los casos, las defensas coincidieron en remarcar la falta de pruebas directas, el carácter subordinado de sus representados y la necesidad de absolución por la inexistencia de elementos que los vinculen con el crimen.
