"Pelotudo" ya es oficial: la RAE acepta una palabra que Fontanarrosa defendió
La Real Academia Española (RAE) incorporó formalmente la palabra argentina "pelotudo" a su diccionario, reconociendo su uso extendido y su particular carga expresiva en el habla rioplatense.

La decisión, que mezcla lingüística y cultura popular, resuena con fuerza en la memoria colectiva gracias a un discurso célebre del humorista y escritor rosarino Roberto Fontanarrosa.
Durante el III Congreso Internacional de la Lengua Española, realizado en Rosario en 2004, Fontanarrosa dedicó su participación a defender lo que él llamó una "amnistía" para ciertas palabras mal vistas por la corrección académica, entre ellas "pelotudo".
Su intervención fue aplaudida por la honestidad y el humor con el que explicó que algunas palabras, aunque consideradas vulgares, eran insustituibles por su eficacia expresiva.
"El término "pelotudo" no puede ser reemplazado por ningún sinónimo", sostuvo Fontanarrosa con seriedad irónica. "A un pelotudo no se le puede llamar de otra manera. Tiene que ser pelotudo. Y con la ‘t’ bien marcada", argumentó. La sala estalló en risas y aplausos, y su frase quedó como un manifiesto informal del habla popular.
"La inclusión del término en el diccionario no legitima su uso indiscriminado", aclara la RAE, pero sí reconoce su lugar en el habla cotidiana de millones de personas en Argentina y otras regiones del Cono Sur.
En su definición preliminar, se señala como un adjetivo informal que refiere a una persona "torpe, lenta o que actúa con poca inteligencia", aunque su interpretación depende fuertemente del contexto y la entonación.
Así, la lengua vuelve a demostrar que vive en la calle, en la sobremesa y en el chiste, y que sus normas, tarde o temprano, se rinden ante el poder de la costumbre. Tal vez Fontanarrosa tenía razón: a veces, las malas palabras no son tan malas. Son, simplemente, necesarias.
