René Favaloro, el médico que hizo del compromiso ético su mayor legado
A 102 años de su nacimiento, la figura del creador del bypass coronario sigue creciendo. En un país donde las estructuras corruptas persisten, su ejemplo ético y humanista se vuelve cada día más necesario.

Este 12 de julio se cumplen 102 años del nacimiento de René Favaloro, el médico que revolucionó la cirugía cardiovascular con la creación del bypass coronario, una técnica que salvó más de 55 millones de vidas en el mundo. Pero su figura trasciende lo científico: su nombre se asocia a la ética, la transparencia y la solidaridad, valores que hoy resultan más vigentes que nunca.
Favaloro nació con vocación médica. Tras estudiar en la Universidad Nacional de La Plata, ejerció como médico rural en Jacinto Arauz durante 12 años, donde redujo la mortalidad infantil, las infecciones en partos y la desnutrición. Luego, en Estados Unidos, lideró el equipo que en 1967 realizó la primera revascularización miocárdica con bypass. El estabilizador que diseñó, el "Favaloro retractor", sigue siendo una herramienta quirúrgica clave.
En 1971 regresó a la Argentina y creó la Fundación Favaloro, con el objetivo de unir asistencia médica, docencia e investigación. Formó equipos, compartió su conocimiento sin reservas y promovió el acceso a cirugías cardiovasculares en hospitales públicos. En 1992 fundó el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, un centro de excelencia que sigue siendo referente internacional.
A pesar de sus logros, Favaloro fue maltratado por los sectores oficiales y debió enfrentar el avance de la corrupción en el sistema de salud. En su carta final, al quitarse la vida el 29 de julio del 2000, denunció con crudeza los manejos irregulares del PAMI, de las obras sociales y la presión para quebrar principios éticos que él se negó a traicionar.
"Estoy cansado de luchar y galopar contra el viento", escribió, haciendo un llamado que todavía resuena. Su mensaje final fue una interpelación al país entero, una denuncia contra la desigualdad y el privilegio de unos pocos a costa de la mayoría.
Recordado como el "doctorcito rural" que hablaba con sus pacientes y formaba estudiantes con pasión, su legado es mucho más que técnico: es una referencia ética y humanista que sigue marcando el camino para una sociedad más justa y solidaria.
