Una mujer armada y un niño con un corta pizza: dura postal de la violencia barrial
Un video del barrio Eva Perón de Barranqueras refleja un espiral de violencia que empezó con una "pelea de chicos" y que sumó a adultos que lejos de frenarla, la empeoraron.

La imagen es tan impactante como dolorosa: una mujer exhibiendo un cuchillo, un niño armado con un cortapizza, gritos, corridas y peleas en plena vía pública. La escena fue registrada en video y difundida en las últimas horas, y forma parte del grave episodio de violencia ocurrido ayer en el barrio Eva Perón de Barranqueras, donde una serie de enfrentamientos entre familias terminó con al menos un menor herido, denuncias cruzadas y una investigación que pone en foco el alarmante contexto social que atraviesa al barrio.
Mientras la policía elaboró un parte en el que se informó que César Gauto, referente barrial y entrenador de una escuelita de fútbol, habría estado presente en el lugar de los disturbios e incluso lanzado amenazas, el propio Gauto se acercó a la redacción de Diario TAG para desmentir.
"Yo no participé en ningún hecho violento. Me involucraron por error y ni siquiera estaba en el barrio cuando ocurrió todo", aseguró Gauto, quien relató en detalle su versión de los hechos, buscando despegarse de cualquier vínculo con la pelea. Además, negó que Romina Palacios —otra de las personas mencionadas en el parte— haya estado presente: "Ella ni siquiera vive en esta zona", sostuvo.
Según su testimonio, el conflicto habría comenzado tras una pelea entre menores, algunos de los cuales participan en su escuelita de fútbol. "Yo estaba cenando en la casa de mi hermana cuando me llama una referente barrial para preguntarme si estaba en el barrio, porque había lío con unos chicos que juegan al fútbol. Cuando vuelvo, me encuentro con un tumulto, la policía y una vecina, que me cuenta que una mujer, identificada como Ruth, habría agredido con un cuchillo a un nene", narró.
Lo que vino después fue un espiral de violencia: agresiones físicas entre vecinos, nuevas denuncias contra la misma mujer y un clima de tensión que se mantiene hasta hoy. Gauto asegura que ya el año pasado habían radicado denuncias contra la misma persona, pero que nunca llegaron a Fiscalía. "Mi señora fue y vino mil veces para que hagan algo, pero nadie hizo nada. Ahora vuelven a pasar cosas graves y la policía se sorprende", expresó con indignación.
En el video que circuló en redes —al que tuvo acceso Diario TAG — se observa a una mujer, que sería la misma Ruth mencionada en las denuncias, forcejeando violentamente con otras personas, entre ellas menores. Uno de los datos más alarmantes es la presencia de un niño de apenas cinco o seis años corriendo con un cortapizza en la mano, intentando sumarse a la pelea.
"Yo vi al nene corriendo con eso en la mano. También a otro con un hierro", una asombrosa y hasta parece naturalizada situación de violencia que, manifiestan, "viene desde la casa". Gauto añadió: "Estos chicos vienen de contextos muy duros. Yo trabajo con muchos de ellos en la escuelita de fútbol. Algunos no tienen para comer, otros no tienen contención familiar. Nosotros les damos una merienda, les enseñamos a jugar, a compartir.".
Para Gauto, los enfrentamientos no son nuevos. Señala que existen "viejas peleas entre familias" que se heredan de generación en generación y que afectan especialmente a los más chicos. "Lo más grave es que muchas veces las discusiones entre nenes terminan con los grandes interviniendo a golpes. Vienen los padres, los tíos, los abuelos, y en vez de frenar la violencia, la empeoran" , lamentó.
En medio de la confusión, asegura que su nombre quedó expuesto por haberse acercado a dialogar con la policía. "Yo mismo le pedí al comisario que tome cartas en el asunto, que no se puede dejar pasar esto. Le entregué una copia de la denuncia que teníamos guardada en la camioneta, y me pidió mis datos. Ahí quedó mi nombre en el parte, pero eso no significa que yo haya participado en nada. Es un error que daña mi imagen y mi trabajo en el barrio", enfatizó.
El caso sigue en investigación. Mientras tanto, las madres de los menores agredidos realizaron nuevas denuncias en la comisaría, aunque aseguran que debieron retirarse porque "el oficial que debía tomarlas estaba ocupado". Gauto denunció que incluso una de las niñas que fue víctima del ataque debió ser retirada de una casa donde estaba escondida por temor a represalias. "Tuvimos que llamar de nuevo a la policía porque estaban esperando a las denunciantes para volver a agredirlas", dijo.
La postal es clara: la violencia social penetró en un barrio que lucha por ofrecer un mejor porvenir a menores y algunos adultos que lejos de frenar la violencia la empeoran.
