Las casas de Sol y Benjamín deshabitadas: así está el barrio Aipo tras el crimen
Los vecinos contaron que tanto la familia de la adolescente como la del presunto asesino dejaron el vecindario tras el crimen, sin embargo, allí las cosas no cambiaron y sigue siendo un ambiente muy familiar.
Sol Gómez Montiel de 13 años fue asesinada, el pasado 21 de marzo, la adolescente salió a comprar a un kiosco cercano y apareció horas más tarde sin vida en la vivienda de Benjamín Castillo a cuatro casas de la suya, el joven es actualmente el único detenido por el caso. A un mes del crimen el vecindario retomó la normalidad, solo que con dos familias menos.
Todo ocurrió en el barrio Aipo, en la localidad de Fontana, un vecindario humilde, de gente trabajadora, donde los vecinos se conocen entre todos, los chicos y los animales juegan en la vereda incluso hasta tarde, "acá nos conocemos todos", cuenta una de las vecinas que vio crecer a Sol y también a Benjamín.
Sin embargo, ya nada queda de ellos en ese lugar, Castillo espera el juicio en prisión preventiva, su tío quien vivía con él se fue del barrio, ante el temor de alguna represalia por el resto de los vecinos. La familia de Sol siguió el mismo camino, su abuela Julia y su mamá Micaela ya no viven allí por el dolor que les genera estar tan cerca del lugar donde la adolescente fue asesinada y porque otros familiares de Benjamín residen en la zona, solo quedó un tío de la niña, y cada tanto un patrullero que cuida el lugar.
Aquel 21 de marzo, Sol fue a comprar, los dueños del kiosco cuentan, "la atendimos y salió. Pensamos que se fue a su casa, no entendemos por qué se fue para allá (hacía la casa de Benjamín), si nunca frecuentaba esos lados. Eso quedó entre ella y el chico".
La kiosquera, quien vive allí desde el año 2000, dijo que Benjamín "venía siempre a comprar, era respetuoso, por eso estamos todos shockeados, no lo podemos creer. Arruinó su vida".
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Y recalcó que ese día fue "distinto", normalmente los vecinos están en la vereda, pero aquel día "hacía mucho calor", por lo que todos estaban adentro, "yo siento que el diablo nos cerró las puertas a todos. Ese día, el barrio estaba vacío", lamentó.
Así pasaron las horas y Julia salió a buscar a Sol, el primer lugar, fue el kiosco claramente, le dijeron que la niña estuvo allí, pero que se había retirado, en ese momento otras dos vecinas se sumaron a la abuela y juntas salieron a buscarla gritando su nombre, pero no había rastros, "golpeamos la puerta de cada uno", recordó.
Así llegaron a una de las viviendas un poco más alejadas en busca de cámaras de seguridad, incluso fueron a la casa de Benjamín, pero él no los dejó entrar, los vecinos insistieron y le pidieron a la madre para entrar, la mujer lo hizo, pero no encontraron nada. Minutos más tarde, llegó la policía, tras un llamado de la tía del joven y fue entonces cuando encontraron el cuerpo de Sol.
"Fue todo a plena siesta. Nunca nos imaginamos eso. Era una nena buena, jugaba con los perritos, iba a la escuela, estaba siempre con su abuela. Nunca se quedaba afuera hasta tarde como otras chicas del barrio. No sabemos por qué fue hasta esa casa, ni qué pasó. Nos vamos a quedar con esa pregunta para siempre", dijo entre lagrimas la vecina al recordar ese día.
"Al día de hoy no entendemos por qué se fue para el otro lado", cuestionó la mujer, aunque admite que "no pensamos que le iba a pasar eso tan cerca de su casa a unos metros nomas", pero las cosas en el barrio no cambiaron, los chicos siguen saliendo solos, y se quedan a jugar hasta tarde.
Hoy, la casa donde ocurrió el crimen permanece cerrada. La familia de Benjamín se fue del barrio y aunque la Justicia aún no lo haya hecho para los vecinos "él ya está condenado", y nunca va a volver a ese lugar.
